29/03/2010 J.J.Benítez

100329 ONA LITERARIA by onaliteraria
AUTOR CONSAGRAT
Biografía
Juan José Benítez, més conegut com a J.J.Benítez, neix a Pamplona el 7 de setembre de 1946, és un periodista espanyol, conegut pels seus treballs en ufologia i la seva sèrie de novel·les Caballo de Troya.
El 1962, ingressà a la Universitat de Navarra en la carrera de Periodisme, on es llicencia el 1965. El 1966 comença a treballar al diari La Verdad de Murcia. Després començà a treballar al diari Heraldo de Aragón. Va recórrer el món com enviat especial i va ser periodista en varis diaris regionals espanyols, com els ja citats, i La Gaceta del Norte.
Més tard es trasllada a Bilbao, on continua com a periodista per La Gaceta del Norte.
A partir de 1972 s’especialitza en el tema ovni y cobreix totes les noticies relacionades amb aquesta matèria pel seu diari, essent les primeres sobre la Fuerza Aérea Española. El 1975, realitza investigacions sobre la sabana Blanca, fet que va marcar la seva vida al donar origen a la sèrie de novel·les Caballo de Troya, sobre la visió de Benítez sobre la vida de Jesús de Nazaret.
A l’epíleg de la primera novel·la, afirma que és el primer llibre on introdueix ficció (referint-se al viatge en el temps) en una obra que reflecteix les seves investigacions.
Ha realitzat treballs per la televisió, conferencies, articles de premsa i entrevistes amb testimonis de suposats fenòmens ovni. Amb freqüència, les seves obres han rebut crítiques negatives per part de diversos sectors, com el cas dels escèptics.
El 1979 deixa el periodisme actiu i es dedica a la investigació per complet. Des de llavors ha anat compaginant les seves investigacions sobre els ovnis i els “no identificados”, amb la de la vida de Jesús de Nazaret.
El 1992 dirigí un curs de caràcter universitari al Escorial sobre qüestions extraterrestres, que donà lloc a crítiques desfavorables per part de la comunitat científica espanyola, qui el va acusar de mancar de rigor, ser totalment acientífic i d’adjudicar causes extraterrestres en alguns dels seus treballs a fenòmens explicats anteriorment per mitjà de la ciència.
Recentment s’ ha publicat la vuitena part de la sèrie Caballo de Troya (Jordán), i promet que l’octubre de 2010 estarà la novena i última part.
A J. J. Benítez se li acusa de realitzar investigacions poc rigoroses, que ignoren el mètode científic, per lo que són poc fiables o directament errònies. Segons ell mateix reconeix "La ciencia es muy importante, pero el corazón más". També se li ha criticat perquè en les seves investigacions sovint no revela quina ha sigut la seva font, cosa que fa que molts creguin que dita font en realitat no existeix.
Ha sigut acusat en varies ocasions de plagi, per haver copiat en varis dels seus llibres pàgines senceres del Libro de Urantia sense mencionar la font original; sent el cas mes cèlebre el de la seva saga "Caballo de Troya".
Benítez ha negat aquestes acusacions en multitud d’ocasions i mai ha sigut demandat per la Fundació Urantia, a qui pertanyen els textos suposadament plagiats, textos que es consideren de domini públic a Estats Units des de 1983,[] e internacionalment des de 2006.[]
Respecte a les fonts que ocasionalment oculta, els seus defensors eludeixen al possible perill que aquestes correrien si es desvelés la seva identitat.
Benítez ha publicat cinquanta llibres a Espanya sobre assaig, poesia, ficció, novel·la policíaca, filosofia, investigació, i sobre la series de televisió Planeta Encantado.

Fragments del llibre Mágica Fe, publicat el 1994, argument del qual és una recopilació de les cartes que l’autor, Benítez, escriu des de diferents parts del món a la seva filla Tirma. En elles, amb el que ha recollit d’altres cultures, li indica que el destí, filant fi i amb pistes casi imperceptibles, marca el camí a seguir en les nostres accions. La confiança que aquelles petjades són les correctes és el que es resum com Mágica Fe.

Hayyim no replicó. Estudió la propuesta y, durante unos segundos, se limitó a acariciar la plateada palanca del cambio de marchas. Y el Mercedes, ronroneando fielmente, se unió a mi espera.
A unos cientos de metros, un río Jordán turbio y preñado de lluvias arrastraba su historia con prisas. Para alcanzarlo sólo había que salvar aquellas cenicientas y caracoleantes dunas y, naturalmente, el oxidado laberinto de alambres espinosos que las coronaba.
Hayyim, el guía, complaciente y decidido, acostumbrado a mis irregulares exploraciones, puso en movimiento el pesado turismo, adentrándose en el arenal y sorteando los restos de alambradas y trincheras. Mi petición, sencilla en apariencia, fue puntualmente comprendida. Tras una agotadora jornada en los rojos acantilados que amurallan el mar Muerto, siempre a la búsqueda de un indicio, de un color o de una sensación que pudiera hablarme de Jesús de Nazaret, había experimentado la irrefrenable necesidad de caminar junto al Jordán.
La tarde de primavera escapaba violeta y apacible hacia las cumbres de Moab. Y quise recibir al crepúsculo en la soledad de unas aguas que, sin duda, sabían más que yo del Hijo del Hombre. Sólo pretendía soñar. Imaginar a mi admirado Jesús entre los verdes abanicos de juncos. Escuchar el aleteo de su manto al viento. Y quizá, quién sabe, el eco de su voz profunda y acariciadora, acallando mis propias ansiedades.
Y el Mercedes, adivinando un camino inexistente, prosiguió el penoso cabeceo entre las dunas. Y de pronto, en una perdida torreta militar, alguien dibujó unos brazos en alto.
Hayyim frenó con brusquedad. Escrutó la convulsiva silueta pero, a excepción del amenazante fusil, el mensaje resultó indescifrable. Y echando pie a tierra prestó atención a los gritos del centinela.
El vocerío, en hebreo, fue breve. La figura bajó el arma y el guía, hierático y mudo, giró sobre los talones. Y lo hizo como un autómata, con lentos y estudiados movimientos.
No supe qué pensar: ¿Habíamos penetrado en una zona prohibida?
Hayyim permaneció con la mirada fija en el sendero recorrido.
Finalmente reaccioné. Abrí mi portezuela y, cuando me disponía a saltar del vehículo, la imperativa voz del judío me paralizó:
-¡Quieto! ¡No te muevas...! ¡Estamos sobre un campo de minas!
Cuando se desplomó en el asiento, un aparatoso sudor empañaba sus lentes. Y sin perder la compostura apagó el motor. Limpió sus gafas. Enjugó frente y sienes, y supongo, continuó pensando a gran velocidad.
Lo observé con curiosidad.
Aunque no puedo negar que el miedo también me tenía atrapado, tal y como he experimentado en otras circunstancias parecidas, una saludable e incomprensible tranquilidad fue invadiéndome.
Y el pánico quedó reducido y controlado.
Durante un par de minutos no hubo palabras. Mi única aportación fue una sincera e interminable sonrisa. Y el gesto pareció serenar al voluntarioso Hayyim. Tomó la iniciativa i propuso un plan –teóricamente viable- para salir con bien de semejante atolladero.
Acepté al punto. Y deslizándome por la ventanilla trepé al techo del Mercedes. Desde allí, tanteando con la bota, me dejé caer sobre la rodada izquierda, impresa en el arenal.
Hayyim arrancó. Metió la marcha atrás. Asomó medio cuerpo y gobernando el volante con la mano derecha retrocedió centímetro a centímetro, con el alma y los sentidos pendientes de mis indicaciones.
El resto, durante dos angustiosas e interminables horas, buscando obsesionadamente nuestras propias huellas, fue un trabajo de sincronización. Sólo contaron la pericia del chofer y la sangre fría del caminante.
Pero, de todo esto sólo fui consciente algún tiempo después.
Recuerdo que, al desembocar al fin en la carretera de Jericó, fuera ya de peligro, extenuados y sin palabras, nos abrazamos.
Y sé que ambos –judío y cristiano- dimos gracias al mismo Dios.
Días más tarde, el respetuoso guía me formuló una pregunta:
-¿Cómo pudiste conservar la calma?
Y le confesé mi secreto: -Dejé hacer a la Providencia.


Esta vez, Hayyim no preguntó. Su mirada, montada en la complicidad, lo dijo todo. Y divertido, sonreí.
Sin embargo, para los amigos que me acompañaban, el providencial malentendido no pareció encerrar ninguna secreta lectura. Gianni Ferrari, Albert Schommer y Ramón Rato, pacientes sufridores durante años de mis locas ideas sobre la nave nodriza, encararon el incidente a la casualidad.
La pequeña (¿) historia había nacido el día anterior. Interesados en visitar la soberbia meseta de Masada y las célebres cuevas donde fueron hallados los pergaminos del mar Muerto, concerté los servicios de mi fiel guía en Israel. Y la partida, desde el hotel King Solomon, en Jerusalén, quedó fijada para las siete y media de la mañana. Pero, incomprensiblemente, Hayyim no se presentó. Mejor dicho, lo hizo con una hora de retraso.
Desolado, juró por sus antepasados que la culpa no era suya. En su agenda figuraba las “ocho y media”. Y aceptando mi posible error dimos por zanjado el incómodo y, aparentemente, pueril pleito. “Después de todo –me dije., ¿qué importancia podía tener una hora antes o una hora después?” Pobre ingenuo…
La noche anterior, unas montañosas nubes se detuvieron sobre Ciudad Santa, descargando un diluvio. Al alba la escandalosa tormenta amainó y la bella Jerusalén despertó con un luminoso toque plateado.
La mansa de lluvia residual no alteró los planes ni el entusiasmo de aquellos periodistas. Y la inocente excursión se puso en marcha de acuerdo con el programa previamente pactado.
Pero, al enfilar la orilla occidental del mar Muerto, el guía y conductor se mostró inquieto. La copiosa borrasca había colmado los resecos wadi o torrenteras que surcan, a decenas, las estribaciones del desierto de Judá. Y convertido en violentos ríos y estiradas cascadas, castigaban el asfalto, saltando desde los empinados contrafuertes y arrastrando racimos de piedras. Y turismo y ocupantes se vieron seriamente comprometidos.
Hayyim, sin embargo, empeñado en mostrar a mis amigos las excelencias de la fortaleza herodiana de Masada, continuó el avance, sorteando pedrejones, atacando valientemente las cada vez más abundantes láminas de agua que borraban la ruta y, por supuesto, poniendo cara de póquer ante los sensatos consejos de algunos de los pasajeros que, amén de recomendar prudencia, sugerían el retorno a Jerusalén.
El forcejeo verbal fue cuestión de minutos. A escasos kilómetros de la histórica meseta, Hayyim tuvo que parar definitivamente. Una de las avenidas, como una locomotora de tierra y rocas, había sepultado la carretera, cortando el tráfico. Dos rugientes excavadoras de afanaban en las tareas de descombro.
Y digo yo que fue el instinto (¿) lo que me movió a preguntar. La policía nos aclaró entonces que el violentísimo alud se había producido una hora antes. Mi reloj señalaba las nueve y media.
Un sencillo cálculo me abrió los ojos. Lo verifiqué con el guía y, refugiándose en un espeso y significativo silencio, se limitó a asentir. Y deduje que, de haber partido a la hora inicialmente establecida, nuestro paso por el lugar habría coincidido con el mortífero desprendimiento de la montaña.
Y la mirada de Hayyim, montada en la complicidad, lo dijo todo.
Y divertido, sonreí.
“¿Casualidad?”

PRODUCCIO PRÒPIA:

En un instant, deTeresa Minguijón

Més de vint anys al teu costat
i ara, de cop, ja no hi ets.
En un instant te’n vas anar.
Ni una llàgrima vaig vessar
mentre t’acompanyava.
El meu cor s’anava gelant
Al pas que el teu cos es refredava.
Cap sentiment bressola:
La teva mort ha teixit un mur:
en un cantó, jo sola,
a l’altra part, el món.
Passa el temps, ja puc somriure,
però no s’alegra el cor trencat
recupero l’aparença, però em sento
com una invitada a part.
El temps continuarà el seu avanç,
i el meu somriure, encara infeliç,
cada dia sortirà de més endins.
Però mai no oblidaré que et vaig amar.

En un instant, de Josep Lleixà

No ets tu,
però vaig pel carrer i t’ensopego.
en llocs estranys he pogut trobar-te
en un parc on una mà sense rostre
es mou com un llampec per saludar-me.
No ets tu,
es algú que saluda per cortesia.
Volent que siguis tu l’estimo un instant,
estimo un instant a la gent que això ignora,
somnio que has estat a prop meu i t'he fregat,
tot i el frec ser curt, un instant t’he recuperat.

Un instant amb tu
, de Vivian Segurana

Si tingués un instant per estar amb tu no et parlaria, sols et miraria. Durant uns segons viatjaria als teus ulls i ens entendríem.
Si sols tingues un moment no pensaria en res més, només per tu, ballaria lentament. Els meus dits, com si fossin plomes d’au, iniciarien un foc lent sobre ta pell, i per un moment, els meus llavis sanarien les teves ferides.
Si tingués tan sols un instant, el faria etern per somriure’t cada dia.
Encendria una flama d’amor que cap vent apagaria, el temps ens passaria com un intens instant de plaer, la felicitat seria el nostre pa de cada dia, faríem del món un lloc millor amb l’amor que ens posseiria. De la brillantor del nostres ulls naixerien ànimes celestials, la mort ens prendria junts,i sense por, agafats de la mà, caminaríem a la llum.
Si tan sols tingués un instant amb tu, tancaria els ulls i moriria per dur-te eternament….

Sin título, de Martha Aurenti

Como de costumbre,
mientras caminábamos por la orilla del río
me decías:
“Cuéntame de cuando éramos novios…,
cómo era yo…, por qué te enamoraste de mi…,
de nuestras caminatas por la mañana…
Hazme sentir con tus palabras
ese aroma a hierba cuando está aún mojada de rocío,
especialmente la menta.
¿Sabes? La memoria me está abandonando,
sólo te has quedado tú.”
Le contaba sobre nosotros
y sus ojos se iluminaban y sonreía.
Mientras, una vez más, yo le decía:
“No te preocupes por tus recuerdos,
me los diste en custodia para que
los guarde junto a los míos,
te pertenecen y los tendrás cuando los necesites”.
Y seguimos caminando, de la mano
como cuando éramos novios.

“Niños de barro”,
de Mary Lorenzo

Niños de barro, niños de acero
vagando por el mundo sin saber donde ir
con el hatillo lleno de recuerdos
y un corazón que no quiere latir.
Mentes cerradas, mentes abstractas
que se escapan a nuestra comprensión
victimas ciegas, niños perdidos
en un caos de miedo y de confusión.
Miras sus ojos, ves sus miradas
y a veces entreves su soñar,
ojos llenos de esperanza,
almas llenas de soledad.
Hijos de la tierra y la humanidad
con heridas del caminar en sus pies,
ángeles solitarios, vagabundos
desafiando el tiempo para crecer.
Ilustrados en el sufrimiento,
incultos en el querer,
guardan bajo llave sus penas
hasta que se les convierten en hiel.
Niños libres, niños esclavos
niños de agua, niños de viento
presos de su destino,
cautivos de sentimiento.
Niños de barro, niños de acero
andando a tropezones su camino de libertad
almas perdidas, ángeles heridos
victimas de sus destinos por toda la eternidad

Dedicado a todos esos niños que huyendo de la pobreza, tienen el valor de subirse en una patera o meterse debajo de un camión para llegar donde ellos creen que esta la tierra prometida.
Todo ser humano tiene el derecho inquebrantable de ser ciudadano del mundo y de habitar en cualquier lugar de su hogar natural "la Tierra" sin que ninguna frontera sea un obstáculo para ejercer el derecho a su

MISCEL.LÀNIA:
Efemèrides d’un 29 de març
29/03/1984: Leopold Sedar Shengor, escriptor i ex-president del Senegal, ingressa a l’Academie Française, sent el primer escriptor de raça negra admès en aquesta institució. 29/03/1895: Neix Ernst Junger, filòsof i escriptor alemany autor de “Jocs africans”, recreació de la seva experiència adolescent a la legió, i “Heliópolis”, considerada per alguns com la seva obra mestra. 29/03/1902: Neix Marcel Aymé, escriptor francès autor d’obres de teatre, novel·les i contes, com “La ni de la iguana”. 29/03/1935: Neix Ángel García López, escriptor, lingüista i gramàtic espanyol autor de “El rumor de los desarraigados”, premi Anagrama el 1985.
29/03/1963: Mor Henri Bordeaux, escriptor, advocat i periodista francès
Clubs de lectura:
-Durant el mes d’abril, a la Biblioteca Mestra Maria Antònia, llegirem Iskander, Un viatge a la màgia dels llibres, d’Alicia Gil i Silvia Romero. La tertúlia tindrà lloc el darrer dijous d’abril dia 29, a les 7 de la tarda.
-Al Bookclub, club de lectura en anglès, aquest mes de març llegim Atonement, de Ian Mcewan. La tertúlia tindrà lloc demà dimarts dia 30, a les 7 de la tarda.
Concursos:
-XXX Concurs de Narrativa Premi Sant Joan Caixa Sabadell. Dotat amb 60.000€ i publicació. Fins el 31 de març.
-XVIII certamen literari de cartes de desamor. Convocat per l’associació de veïns de Pardinyes (Lleida). Dotat amb 600€. Fins el 31 de març.
-I Premi de Narrativa “món Rural”. Dotat amb 3.000€ i publicació. Fins l’1 d’abril.
-XX premi carmesina de narrativa infantil. Convocat per la Mancomunitat de municipis de la Safor (Valencia). 2.500€ i publicació. Fins l’1 d’abril.
-VI Premi d’Haiku Grau Miró convocat per l’ Associació de Veïns i Veïnes Coll-Vallcarca. Diferents premis. Fins l’11/04
-II Premi de Tanka Grau Miró convocat per l’ Associació de Veïns i Veïnes Coll-Vallcarca. Diferents premis. Fins l’11/04
-XX Jocs Florals del Raval. Premis de Poesia. Convocat per l’Associació de Veïns i Comerciants del carrer de la Cera. Llar de l'Avi. Varies categories i premis. Fins el 15/04
-XIX Premi literari Jaume Maspons i Safont. Dotat amb 5.000€ i publicació. Fins el 25 de juny.
-La fundació Crisalida de Camporrells, a Osca, convoca la primera edició del premi literari de relat breu, dividit en tres categories: escolar, general i persones amb discapacitat intel·lectual. Diferents premis, fins el 24 de juliol
Agenda literària:
-Com a exposició permanent podeu gaudir d’un passeig pel bosc dels llibres que hi ha a la riera de Roda de Barà. Un espai dissenyat per Abraham Mendez, Record Guinnes de Cartes publicades, amb la finalitat que tot escriptor que vulgui pengi un relat en un dels centenars d’arbres que hi ha plantats.
-També podeu visitar al Roc de Sant Caietà el museu de l’Escriptor, fundat pel mateix Abraham Mendez i ubicat dins del Centre Cívic La Roca Foradada.


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